Mi Columna

03 de Junio de 2015 Desperté, eran aproximadamente las 6 de la mañana... mi cuerpo se sentía fresco y suave; ligera. Acaricie con mi mejilla las sábanas e imagine por un instante estar en otro lugar. Mmmm, que sensación tan más deliciosa... Poco a poco empezó a entrar la luz por la ventana y mis ganas de levantarme me gritaban: ve, sé feliz. Después de una pausa, salí de esa habitación y entre en otra; abrí la ventana y las pinceladas en el cielo eran de ensueño: en tonos lilas y rosas, el verde del pasto poco a poco empezaba a iluminarse por el cálido rocío del sol, las aves felices entonando dulces trinos y armoniosos aleteos, allá, a lo lejos, se escuchó el canto de un gallo. Y, mucho más lejos apenas se escuchaba el despertar de la ciudad. Me encanta estar en esta ventana, admirar el paisaje, escuchar las aves, sentir el fresco en mi cara y esperar la llegada del astro rey. ¡Ah, estoy viva y feliz! El sol ha salido, lo admiro viendo como esos árboles recibieron un verde espe